sábado, 25 de julio de 2015

Pre-mortem

El miedo tiene su propia lógica


Es curioso lo que se pasa por la cabeza cuando eres padre y crees que vas a morir. ¿O tal vez solo me ocurrió a mí?

Llevábamos una hora de vuelo tranquila. Para mí, volar era como ir en autobús. Me puse los auriculares y comencé a ver una película. Me dormí enseguida.

Un grito me arrancó del sueño como un pescador a un pez del agua. No tardé en darme cuenta que me faltaba el aire, y la razón. La inclinación del avión era casi vertical; gracias a que se me olvidó desabrocharme el cinturón, no me deslicé hacia abajo. Pero no me preocupé por mí; lo hice por mi hijo.

No lo pensé, me giré y le puse a él primero la mascarilla de oxígeno. Luego lo abracé, aferré la mía como pude y la sostuve sobrepuesta en mi cara. Cerré los ojos y me desmayé con una imagen horrible en mi cerebro cuyo protagonista era mi hijo.

Nada más despertar en el hospital, pregunté por él. Mi mujer me dijo que estaba con mis padres y que no sabía nada de lo sucedido.

Entonces recordé que el viaje era por trabajo, y que a mi lado no se había sentado nadie.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si has leído la historia, ¿por qué no comentar? Tanto si te ha gustado como si no, no dudes en hacérmelo saber. ¡Gracias!